La Laguna del Maule, la belleza de volcanes por despertar
9 en punto de la mañana y nos embarcamos en una nueva aventura. Nuestro guía nos dice que las condiciones climáticas deberán jugar a nuestro favor para lograr el cometido: llegar hasta la laguna del Maule.
Los primeros kilómetros del viaje no prometían mucho. La niebla y el frío nos preocupaban. De pronto, y casi por arte de magia las nubes se disiparon y dejaron ver al sol brillante que nos daba la bienvenida a Paso Nevado. “Vamos bien hasta el momento”, nos indican.
Frente a nosotros una interminable avenida franqueada por árboles amarillentos y rojizos que despertaron nuestro interés por retratar todo a nuestro alrededor. Luego, con una cota menor a lo esperado para esta época del año, el Lago Colbún.
Llegando al puente de Los Vientos, en el sector de Armerillo, apreciamos la pared de roca desnuda que sirve como punto de escalada para decenas de deportistas.
El Río Maule es otro de los acompañantes fieles durante todo el recorrido, recordamos a Neruda y su “serpiente de plata”, entendemos por primera vez que significa la pureza intacta de una ruta por descubrir.
Con más de un metro de nieve a cada lado del camino el espectáculo es sobrecogedor. Si bien no pudimos detenernos por razones obvias en los miradores señalizados y establecidos, ver la majestuosidad de la Cordillera de Los Andes nos dejó sin palabras.
Durante todo el camino la motivación del guía fue fundamental. Explicó con claridad los principales hitos, entregó referencias, interactuó con cada pasajero y nos preparó para la llegada a la Laguna.
De pronto emergió de entre la nieve la gran construcción que nos indicaba que habíamos llegado a la frontera de nuestro país. El sol brillaba fuerte. Decenas de otros vehículos se encontraban en el lugar disfrutando del espectáculo. Los más avezados provistos de raquetas para caminatas en la nieve y skis subían y bajaban por las laderas de los cerros.
Nosotros manteníamos el objetivo claro: la Laguna del Maule.
Tras unos minutos de camino de a pie llegamos al reconocido lugar famoso ahora por su actividad volcánica. El agua de un azul intenso contrastaba con la nieve que cubría todo alrededor. Una frágil capa de hielo actuaba de rivera provisoria que parecía cobrar vida con el ir y venir de las suaves olas que nos hacía recordar que lo que veíamos no era un cuadro de algún famoso pintor.
El relato del guía fue fundamental para poder comprender cómo a tal altura, en medio de la Cordillera de los Andes, es posible encontrar una reserva de agua dulce tan grande y que además mantiene enterrados a una serie de volcanes que de vez en cuando se dejan sentir para recordarnos el poderío de la naturaleza.
Luego de esto regresamos al paso fronterizo, tomamos fotos, compartimos un reponedor café, conversamos y reímos en un escenario de ensueño.